Seguimos com nosso roteiro latino americano de testemunhos vocacionais, relatos anedóticos e muita história boa de se ler. Desta vez, nos fala o irmão Pedro Chico, hoje na Costa Rica. Vamos juntos!
“Penteado, muitos cabelos brancos nos meus sessenta e três anos, posso recordar aquele grande dia em que um visitador salesiano me disse: prepara as suas coisas que os Salesianos te esperam em Astudillo-Palencia (Espanha).
Tendo saído do seio familiar, percorri a grande aventura da minha vida neste mundão afora: Astudillo, Cambados, Urnieta, Zaragoza. Tempos de formação com muita dedicação, esforço e trabalho em um ambiente muito humano e familiar. Alegre pela proximidade dos salesianos com os alunos, faziam-nos sentir o protagonismo nas pequenas coisas.
Terminados os anos de estudos, comecei o período de formação no trabalho de dar aulas e conduzir o centro de formação profissional em León, Bolívia, Nicarágua, El Salvador, Honduras e agora em Costa Rica. Foi uma etapa distinta de minha vida por ser mais ativa, porém, enriquecedora pelas riquezas das diversas comunidades, no contato direto com os jovens, os grupos juvenis, os oratórios, a rica variedade de culturas. Etapas que foram moldando e amadurecendo minha vocação. Permitiu-me ainda, sentir cada dia mais forte minha pertença à congregação e dando maior sentido e identidade à vocação do salesiano irmão com a qual o Senhor me presenteou.
A ideia de ser salesiano estava bem clara desde o início, quando conheci salesianos que me cativaram pelo seu testemunho de vida alegre, sacrificada, entusiasta, familiar e de simplicidade.
Por que ser salesiano irmão? Coube-me, amadurecer com muita paciência. Fiz o ensino fundamental no aspirantado salesiano em Cambados, depois de ter passado o primeiro ano em Astudillo. Neste primeiro ano, conheci muitos sacerdotes e excelentes salesianos irmãos. Não me simpatizava muito a figura sacerdotal por conta das vestes, a forma de ministrar os sacramentos, entre outras coisas. Parecia-me mais atraente a figura do salesiano irmão pela sua proximidade conosco. Seu testemunho e meu apego a Maria Auxiliadora foram determinantes para minha escolha, uma robusta vocação de salesiano irmão da qual nunca duvidei e tem me feito muito feliz.
Os salesianos missionários chegavam ao aspirantado e nos narravam com muito entusiasmo suas experiências, vivências, desafios e aventuras em terras de missão. Tocou-me, rapidamente, como uma chama nos primeiros anos de aspirante; queria ir-me as missões quando terminara o noviciado, mas aconselharam-me que me preparasse melhor. Assim o fiz e, aos vinte e cinco anos, pedi para trabalhar nas missões. Solicitei trabalhar na América, desejo que se cumpriu.
Os três primeiros anos foram na Bolívia, quinze em Manágua – Nicarágua, dois em El Salvador, dezesseis em Tegucigalpa – Honduras e agora completo três anos em San José – Costa Rica.
Tenho quarenta e quatro anos de profissão religiosa como salesiano irmão e trinta e cinco de trabalho missionário na América. Posso dizer com muita satisfação e orgulho que VALEU A PENA, VALE A PENA E SEGUIRÁ VALENDO A PENA porque me sinto muito realizado e muito feliz.
Se tivesse que começar de novo, tomaria o mesmo caminho. Essa vocação, criação genial de Dom Bosco, sinto-a concreta, completa, original e significativa, permitindo-me viver minha consagração no mundo do trabalho em meio a muitos jovens e trabalhadores que, o Senhor, por meio de Dom Bosco, tem colocado no meu caminho. Tento a cada dia, colaborar na construção do Reino de Deus, ajudando-os a ser ‘bons cristãos e honestos cidadãos’, seguindo a pedagogia e o sistema de Dom Bosco.
Levei a sério a vida através da qual me foi possível chegar até aqui. Empenhei-me em ser livre, busco ser autêntico, servir, amar e ser feliz numa constante entrega aos demais, principalmente aos mais necessitados”.
Salesiano irmão Pedro Chico Barreales, Costa Rica – Inspetoria Divino Salvador, Centro América
Versión original
En la América, mi vocación, mi vida!
Peinando muchas canas a mis 63 años puedo seguir recordando aquel gran día en que un visitador salesiano me dijo: “Alista tus cosas que los Salesianos te esperan en Astudillo-Palencia”.
Con la salida del seno de mi familia empezaba a recorrer la gran aventura de mi vida a lo largo y ancho de este mundo: Astudillo. Cambados, Urnieta, Zaragoza. Tiempos de formación de mucha dedicación, esfuerzo, trabajo, en un ambiente muy humano, familiar, alegre por la cercanía de los salesianos con los alumnos, que nos hacían sentir el protagonismo en las pequeñas cosas.
Terminados los años de estudios empecé el periodo de formación en el trabajo dando clases y al frente de los Centros de Formación Profesional: León, Bolivia, Nicaragua, El Salvador, Honduras y ahora en Costa Rica. Ha sido otra etapa distinta, por la vida más activa muy enriquecedora por las riquezas de las distintas comunidades, el contacto directo con los jóvenes, los grupos juveniles, los oratorios, la rica variedad de culturas; etapas que han ido moldeando y madurando mi vocación y sentir cada día mas fuerte mi pertenencia a la congregación dando mayor sentido e identidad a la vocación de religioso laico que el Señor me ha regalado.
Lo de ser Salesiano lo he tenido claro desde los inicios al conocer a Salesianos que me cautivaron por su testimonio de vida alegres, sacrificados, entusiastas, con mucha familiaridad desde su sencillez.
¿Por qué Religioso Laico? Esto me tocó madurarlo con mucha calma. Hice el bachillerato en el Aspirantado Salesiano en Cambados, después de pasar de Astudillo el primer año. En este año conocí a muchos sacerdotes y coadjutores excelentes pero no me simpatizaba tanto la figura del sacerdote por su mayor rigidez, la vestimenta, la absorción por administrar los sacramentos, entre otras cosas. Era para mí más atrayente la figura del salesiano coadjutor por su mayor cercanía cercanía, siempre con nosotros y su testimonio me caló mucho más y mi apego a María Auxiliadora fueron determinantes para mi elección, recia vocación de religioso laico de la que nunca he dudado y que me ha hecho muy feliz.
Los Salesianos misioneros llegaban al Aspirantado y nos narraban con mucho entusiasmo sus experiencias, vivencias, retos y aventuras en tierras de misión. Esto prendió en mí rápidamente como una llama en los primeros años de aspirante; quería irme a misiones al terminar el noviciado, pero me aconsejaron que primero me preparara. Así lo hice y a los 25 años pedí trabajar en las misiones, solicité trabajar en América, deseo que se me cumplió.
Los primeros 3 años fueron en Bolivia, 15 años en Managua-Nicaragua, 2 años en El Salvador, 16 años en Tegucigalpa-Honduras y ahora llevo 3 años en San José-Costa Rica.
Llevo 44 años de ser Religioso Salesiano Laico y 35 de trabajar en América. Puedo decir con mucha satisfacción y orgullo que VALIÓ LA PENA, VALE LA PENA Y SEGUIRÁ VALIENDO LA PENA, porque me siento muy realizado y sobre todo muy feliz.
Si volviera a empezar de nuevo, tomaría el mismo camino. Esta vocación, creación genial de Don Bosco, la siento concreta, completa, original y significativa.
Me permite vivir mi consagración en el mundo del trabajo en medio de los miles de jóvenes y obreros que el Señor a través de Don Bosco pone en mi camino y en donde cada día trato de colaborar en la construcción del Reino del Creador ayudando a ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos” siguiendo la pedagogía y sistema de Don Bosco.
He tomado en serio la vida, lo cual me ha llevado hasta aquí. Me he empeñado en ser libre, trato de ser autentico, servir, amar, ser feliz, teniendo una constante entrega a los demás, sobre todo a los más necesitados.
Salesiano hermano Pedro Chico Barreales, Costa Rica – Inspectoría Divino Salvador, Centro América