Caros leitores, estamos de volta.A vocação do salesiano irmão é um verdadeiro presente de Deus, vivida de muitas formas. Compartilhamos desta vez, o relato de experiência do salesiano irmão Christian da inspetoria de Lima – Peru.
“O ano de 2011, em minha primeira obediência fui enviado à casa salesiana – Oratório Dom Bosco, localizado no distrito de Rímac (Lima, Perú), que é a primeira obra fundada pelos salesianos. A missão era ser assistente desta linda obra, em várias frentes: Centro de Formação Profissional, oratório festivo diário e acompanhar um grupo de jovens do albergue “Monseñor Octavio Ortiz Arrieta”.
Desta última frente é que desejo partilhar brevemente minha história com estes jovens. Era minha primeira vez que trabalhava em um albergue, havia que organizar, ter reuniões com os educadores (psicólogo e assistente social), ver as questões das comidas, dos materiais dos dormitórios. Era um grande desafio, mas a força de vontade em fazer bem as coisas não me faltavam. O ano iniciou com 15 jovens entre 12 e 17 anos, com quem de segunda a sábado eu estava na casa, e aos domingos iam a suas casas para voltar segunda-feira cedo, para o café da manhã. A programação da casa consistia em: pela manhã assistiam ao centro de formação, onde cursavam oficinas como computação, confecção, serigrafia e panificação. À tarde, logo depois do almoço, se ocupavam dos ofícios da casa, para logo em seguida desfrutarem de uma partida de futebol, como se diz no Peru: uma “pichanguita”. Após o asseio pessoal, se arrumavam para ir ao colégio, fazendo as tarefas ou trabalhos pendentes. Às 5h:30min jantavam e logo saiam para o colégio salesiano para o turno noturno, regressando às 22h:30min. Ao chegar oferecíamos uma breve palavra de “Boa Noite”, avisos do dia e logo em seguida, descanso.
Os finais de semana eram momentos de muita criatividade, algumas vezes saíamos a passeio, caminhada ou algum evento esportivo. Uma das anedotas mais particulares foi quando todos íamos visitar a imagem de Cristo ressuscitado e tivemos que tomar um metrô. Ao chegar à estação não nos queriam deixar passar porque nos confundiam com uma gangue e os seguranças no momento perguntavam-nos o que desejávamos. Eu saí prontamente a falar-lhes: vamos tomar um ônibus! Então, passei o cartão de transporte para que ingressássemosna estação. Para alguns, era a primeira vez que viajavam por este meio de transporte, e sentiam um pouco de medo. Ao sair do metrô as pessoas não tiravam os olhos de nós, inclusive nos seguiam os passos com certo receio. Neste momento, recordava muito a imagem de Dom Bosco, que diziam caminhar com bandidos e que as pessoas o criticavam.
A caminhada foi genial, até chegar ao nosso objetivo. Outra peripécia dessa nossa aventura foi que um dos jovens levava a câmera fotográfica. No momento em que paramos para descansa, outros seguiram adiante, distanciando-se cada vez mais deles e se dispersando dos demais. Nesse momento, já estava no ponto aonde iniciamos o trajeto, eu e outros dois jovens. Entãonos pararam outros dois jovens com más intenções, parecia que queiram nos roubar. Caminhamos um pouco mais rápido até que os quatro nos cercaram. Um dos jovens que estavam comigo gritou – “Heygaleraaaa!” – e os demais chegaram correndo e rodeamos os quatro que queriam talvez nos roubar. Estes que para nós eram estranhos perguntaram: “de que gangue são vocês?”, e um que era o mais falador do grupo respondeu:- “somos filhos de Dom Bosco, e lhes digo, avancem, avancem que isto já terminou!”. Neste momento eu estava muito calmo, sabia que nada de mal nos aconteceria,e fiquei muito admirado e orgulhoso com a forma com que meus jovens agiram. Fez-me encher o coração de alegria. Ademais agradecemos muito a Virgem Auxiliadora por proteger-nos.
Foi o meu primeiro ano de tirocínio, estava cheio de experiências, creio que a vivência como irmão mais velho com estes jovens me confirmou que vale a pena doar toda a sua vida pelos jovens, que as ideias de Dom Bosco são certas: não existem jovens perdidos, é questão de dar-lhes um ambiente aonde eles possam crescer, um ambiente que seja como sua família e que com desejamos nós, salesianos, que eles percebam que são amados.
Hoje, me encontro estudando em CRESCO (Centro Regional del Salesiano Coadjutor), em Guatemala, concluindo a formação inicial. Considero que os desafios juvenis de nossos tempos são os que nos convidam a estar sempre preparados, seguindo assim, o testemunho de nosso pai Dom Bosco: “Por vocês estudo, por vocês trabalho, e estaria disposto até mesmo a dar a vida por vocês para vê-los felizes na eternidade”.
Salesiano irmão Christian BecerraFlorez. Inspetoria Santa Rosa de Lima (PER)
Versión original
“Con ustedes me siento bien”
El año 2011, en mi primera obediencia fui enviado a la casa salesiana – Oratorio Don Bosco, ubicado en el distrito de Rímac (Lima-Perú), que es la primera obra fundada por los salesianos. La misión era ser asistente de esta hermosa obra, en los frentes del Centro de formación profesional, en el oratorio festivo diario y el de fin de semana, y acompañar a un grupo de jóvenes del albergue “Monseñor Octavio Ortiz Arrieta”.
De este último frente, es que deseo compartirles brevemente mi historia con estos jóvenes. Era mi primera vez que trabajaba en un albergue, había que organizar, tener reuniones con los educadores (psicólogo y asistenta social), ver las cuestiones de las comidas, de los materiales de los dormitorios, gran desafío pero las ganas de hacer bien las cosas no me faltaban. El año inicio con 15 jóvenes entre los 12 y 17 años, con quienes de lunes a sábado estaba en el hogar, y los domingos iban a sus casas para volver el lunes temprano para el desayuno. El horario semanal del hogar era que por la mañana asistían al centro de formación, donde cursaban talleres como computación, confección, serigrafía y panadería. A la tarde luego del almuerzo se hacían los oficios de la casa, para luego disfrutar de un partido de futbol, lo que se dice en Perú una “pichanguita”. Luego de su aseo, se alistaban para ir al colegio, haciendo las tareas o trabajos pendientes. Alrededor de las 5.30 pm. se cenaba, y luego se iban al colegio salesiano para el turno nocturno, y que deberían volver a las 10.30 pm. Al llegar se les daba unas breves buenas noches y avisos del día, y a descansar.
Los fines de semana eran momentos muy creativos, algunas veces salíamos de paseo, caminata o algún evento deportivo donde nos gustaba participar. Una de las anécdotas más particulares, fue cuando todos íbamos a ir a visitar la imagen de Cristo resucitado, y que deberíamos tomar el transmetro (línea de buses). Al llegar a la estación no nos querían dejar pasar, porque nos veían como una pandilla, y los de seguridad en un momento preguntaron a los muchachos, ¿qué deseaban?, y claro yo salí a hablar y decía que íbamos a tomar el bus y punto, y entonces yo pasé la tarjeta magnética para que ingresara cada uno a la estación. Para algunos era primera vez que viajaban por este medio de transporte, y se les veía como extrañados. Igual cuando bajamos del transmetro, la gente nos habría paso, situación muy particular. En esos momentos yo recordaba mucho la imagen de don Bosco, que decían que caminaba con bandoleros, y que la gente le criticaba, creo que aunque no lo decía la gente, lo pensaban en estos momentos.
La caminata fue genial, hasta llegar a nuestro objetivo. Y otra de las aventuras que pasó al regreso, fue que uno de los muchachos llevaba la cámara fotográfica, y en el momento del descenso pasó que nos distanciamos, estábamos algo dispersos. En ese momento yo estaba al inicio, y con dos jóvenes, y pasó que nos detuvieron otros jóvenes con malas intenciones de robarnos, y comenzamos a forcejear, ellos eran cuatro, entonces uno de mis muchachos grita a los demás: “heyy mancha” (osea grupo), y todos vienen corriendo y rodean a los 4 jóvenes que deseaban robarnos, y en ese momento todo se calmó, y dijeron estos: “¿de qué pandilla son?”, y uno que era el más hablador del grupo dice: “somos hijos de Don Bosco, así es que, avancen avancen causitas, que esto se acabó”. Yo en ese momento, estaba muy calmado, sabía que nada malo sacudiría, pero si me llene de admiración y orgullo la forma como reaccionaron mis jóvenes, me hizo retozar el corazón de alegría. Además de agradecer mucho a la Virgen Auxiliadora por protegernos.
Fue el primer año de mi tirocinio, estuvo lleno de experiencias, y creo que la vivencia como hermano mayor con estos jóvenes, me confirmó que vale la pena darse por los jóvenes, que las ideas de don Bosco, son ciertas; no hay joven malo, es cuestión de darles un ambiente donde ellos puedan crecer, un ambiente que sea una familia, y que como deseamos los salesianos, que ellos sientan que se les ama.
Hoy, me encuentro estudiando en CRESCO (Centro Regional del Salesiano Coadjutor)- Guatemala, terminando la formación inicial. Considero que los desafíos juveniles de nuestro tiempo son los que nos tiene que tener muy preparados, y así seguir el testimonio de nuestro padre don Bosco: “por ustedes estudio, por ustedes trabajo, por ustedes estoy dispuesto a dar hasta mi último aliento con tal de verlos felices en la eternidad”.
Salesiano irmão Christian BecerraFlorez. Inspetoria Santa Rosa de Lima (PER)
