Continuamos com nosso giro pela América, desta vez, em terras chilenas, com a partilha e testemunho vocacional do salesiano irmão, Leonardo. Vamos conhecê-lo.
Meu nome é Leonardo Eyquem e sou pós noviço salesiano da inspetoria do Chile. Minha família é composta pelo meu pai Cristian, minha mãe Maria, meu irmão Ignácio e minha avó materna Maria. Comento seus nomes com afeto, porque quando me foi solicitado escrever algo de minha história vocacional e, enquanto pensava sobre o que escrever, fui-me recordando de minha família. Quando via minha vocação de salesiano irmão, entendia como Deus me ia falando de seu amor ao longo de minha vida, amor que hoje, quero compartilhar, sendo sinal de seu amor aos jovens.
Pensava ainda nos porquês de resistir no começo, como muitos, a dar esta resposta ao chamado que Deus me tinha feito. Vivendo próximo do colégio, lugar que estudei e conheci os salesianos; além das casas de formação, tive a possibilidade de conhecer muitos salesianos e, salesianos jovens que conviviam conosco sua alegria e seus sonhos de seguir Jesus no estilo de nosso pai Dom Bosco. Desde pequeno, participava ativamente do movimento juvenil salesiano (MJS) e das atividades sociais. Por isso, nem sequer me atrevia a pensar que Deus estava me chamando. Deus é grande, não se cansa de nos surpreender. Vai nos falando no cotidiano com muita força, em meio nossas inseguranças.
Após realizar uma experiência de missão juvenil em uma comunidade no norte do Chile, comecei a dar mais espaço a Deus e ao seu convite de transmitir o amor que Ele demonstra aos nossos irmãos mais necessitados. Foi assim que iniciei o processo vocacional, querendo partilhar com os outros jovens, tudo o que tinha recebido de Deus, querendo ainda, servir os jovens que vivem em dificuldades sociais. Com o tempo, compreendi que era Deus quem me convidava, que era um verdadeiro chamado a segui-lo mais de perto e de forma mais radical.
Conhecida vagamente a vocação do salesiano irmão por meio de alguns outros irmãos, mas não a entendia. Quando comecei o pre noviciado e inclusive o noviciado, não me sentia interpelado por essa vocação específica. Disse, porém, que Deus não se cansa de nos surpreender. No noviciado que fiz na Argentina, pude conhecer melhor a vocação do salesiano irmão. Pude conhecer o testemunho de um salesiano irmão que se esforçava em ‘DAR O MELHOR AO SENHOR’. Como também de salesianos sacerdotes que apreciavam muito a vocação do salesiano irmão, que para mim, era uma novidade. Eles me ensinaram que ‘Deus nos quer felizes e nos chama a nos amarmos como verdadeiros irmãos’. Graças a isso, fui compreendendo como Deus me tinha falado e conduzido ao longo de minha curta vida.
Disse no começo de meu testemunho, da recordação de minha família como pilar para minha vocação. Com o testemunho deles, entendi como Deus me tinha falado no cotidiano, de forma concreta. Com meu pai, descobri, por meio do cotidiano, no esforço de cada dia, que Deus nos acompanha. Com minha mãe, compreendi que vale a pena compartilhar a vida com os jovens mais necessitados. Ela trabalha com crianças que apresentam DA. (dificuldades de aprendizagem). Com meu irmão, pude entender a alegria de ser criança, de ser jovem amado por Deus. Com minha avó, senti e aprendi estar sempre presente e acompanhar tudo com carinho. Com tudo isso, pude ver neles, como Deus tinha me conduzido ao longo de minha história de vida e assim, compreendi-me chamado e tornei meus os gestos de amor de Deus.
Como salesiano, poder convier com os jovens no cotidiano é demonstrar que, ‘Deus existe e seu amor pode preencher uma vida’. Deixemo-nos surpreender pelo Deus da vida no dia a dia”.
Salesiano irmão Leonardo Eyquem – Inspetoria São Gabriel Arcangelo – Concepción, Chile.
Fique antenado, voltamos em breve com mais artigos e testemunhos vocacionais. Um Fraterno abraço!
Versión original
En tierras chilenas
Mi nombre es Leonardo Eyquem, y soy salesiano pos-novicio, de la inspectoría de Chile. Vengo de una familia compuesta por mi papá Cristian, mi mamá María, mi hermano menor Ignacio, y mi abuela materna María. Les comparto sus nombres con cariño porque cuando me pidieron poder escribir algo de mi historia vocacional, y mientras pensaba que compartir, me fui recordando fuertemente de mi familia. Esto porque cuando miraba mi vocación de salesiano hermano, me daba cuenta cómo Dios me había ido hablando de su amor a lo largo de mi vida, amor que hoy quiero compartir siendo signo de Él para los jóvenes.
Así pensaba lo que me había intentado resistir en un principio, como muchos, a querer dar esta respuesta al llamado que Dios me ha hecho. Pues viviendo cerca del colegio, donde estudie y conocí a los salesianos, y de las casas de formación tuve la posibilidad de conocer a muchos salesianos y salesianos jóvenes que compartían con nosotros su alegría y sus sueños de seguir a Jesús al estilo de nuestro papá Don Bosco. Sin embargo a pesar que de pequeño participaba activamente del MJS y de las actividades sociales, no me atrevía a pensar siquiera que Dios me estaba llamando. Pero Dios es grande, no se cansa de sorprendernos, y nos va hablando en lo cotidiano con mucha fuerza aun cuando estamos inseguros.
Luego de realizar una experiencia de misión juvenil donde nos acercamos a una comunidad del norte de Chile, comencé a darle más espacio a Dios y a su invitación de compartir el amor, que Él nos tiene, con nuestros hermanos que más lo necesitan. Es así que inicie el proceso vocacional queriendo compartir con otros jóvenes todo lo que había recibido de Dios, queriendo servir socialmente a jóvenes con más dificultades que yo. Con el tiempo comprendí que era Dios el que me hacia esa invitación, que era un verdadero llamado de Él a seguirlo más de cerca y más radicalmente.
Si bien conocía vagamente la vocación del hermano, porque había conocido varios hermanos jóvenes, no la entendía. Es más, al ingresar al prenoviciado e incluso al iniciar el noviciado, no me sentía interpelado por esta vocación específica. Pero ya dije que Dios no se cansa de sorprendernos, y en el noviciado que hice en Argentina, pude conocer más la vocación del hermano. Pude conocer el testimonio de un hermano coadjutor que se esforzaba en “darle lo mejor al Señor”. Como también de hermanos sacerdotes que apreciaban mucho la vocación del coadjutor, lo cual para mí era novedoso. Ellos me enseñaron que “Dios nos quiere felices y nos llama a amarnos como verdaderos hermanos”. Gracias a esto pude ir comprendiendo como Dios me había hablado de su amor a lo largo de mi corta vida.
Ya les decía al comenzar que me recordaba mucho de mi familia como pilar para mi vocación. Pues con el testimonio de ellos entendí cómo Dios me había hablado en lo concreto, en lo cotidiano. Así en mi papá descubrí como en lo cotidiano, en el esfuerzo de cada día Dios nos acompaña. En mi mamá comprendí que vale la pena compartir la vida con los jóvenes más necesitados, ella trabaja con niños con capacidades especiales. En mi hermano pude ver la alegría de ser niño, de ser joven amado por Dios. En mi abuela sentí y aprendí estar siempre presente y acompañar con cariño. Con todo esto pude ver en ellos como Dios también me iba hablando a lo largo de mi historia de vida, y me pude comprender llamado. A hacer mío los gesto del amor de Dios en mi vida. Y en lo cotidiano poder compartir, como salesiano, con los jóvenes que “Dios existe y su amor puede llenar una vida”. Dejándonos sorprender por el Dios de la vida día a día.
Salesiano hermano Leonardo Eyquem – Inspectoría San Gabriel Arcángel. Concepción, Chile.