Olá, pessoal, continuamos com nossa secção de artigos vocacionais. Desta vez, avançando para além das fronteiras. Quem nos escreve desta vez é o salesiano irmão Tomas Giampaoli. Seu belo testemunho nos anima a pensar nossa vocação. Vamos conhece-lo?
“Quase um ano depois de ter recebido o dom da profissão perpetua, quero partilhar a alegria da ação de Deus na minha vida. Antes de contar minha história vocacional, ressalto que se trata duma história de resposta a um amorque toma a iniciativa, como já disse o Papa Francisco, “Primeiro eu”.
Nasci numa família de cinco pessoas: mãe, pai e três irmãos, ambiente que me foi dado o dom da fé. Desde pequeno, participava das casas salesianas presentes em San Miguel de Tucumán, cidade onde vivi até ingressar na congregação salesiana. Desde pequeno, encontrei na minha vida uma sintonia muito grande pela área técnica, elaborar projetos para melhorar a vida das pessoas. Concluí o colégio salesiano Lorenzo Massa que tem a especialidade de Técnico eletromecânico. Quis para toda a minha vida a bonita experiência de viver nos pátios salesianos e poder proporcioná-la aos outros. Desta forma, Deus marcou meus caminhos para o ingresso no pré noviciado, começando a formação salesiana.
Estando na Congregação salesiana, pude ver com mais clareza, como Deus me acompanhava e mostrava seu amor, chamando-me a me entregar de uma maneira absolutamente radical. Depois do noviciado, professei como salesiano, vivendo os votos de pobreza, castidade e obediência, no estilo de vida dos salesianos de Dom Bosco. No noviciado, amadureci o chamado de Deus, a característica de viver essa vocação de uma maneira particular que é a vocação do salesiano irmão.
A vivência da vocação salesiana sempre esteve bem marcada pela sintonia com a laicidade, quer dizer, com as coisas mais visíveis do Reino de Deus. Isto me leva a uma proximidade com quem vive essa realidade, os trabalhadores, os espaços de investigação e desenvolvimento, trazendo mais qualidade à vida das pessoas. Essa intuição, seguramente, o chamado de Deus na minha vida, foi amadurecendo no decorrer dos primeiros anos como salesiano.
A experiência como irmão foi se confirmando na resposta as necessidades dos jovens.Somos enviados por Deus, para educá-los, e dessa maneira, acompanhá-los no caminho de crescimento da fé. Neste caminho de formação, não faltaram as dificuldades. Foram ocasiões para encontrar a misericórdia e a certeza da presença de Deus, cuidando de nós.
Hoje, eu e mais quatro salesianos vivemos em uma comunidade, localizada na cidade de Concepción do Uruguai, província de Entre Ríos. Suas necessidades tem marcado as distintas responsabilidades de animação que fui assumindo, como dar aulas no ensino médio, acompanhar o movimento juvenil salesiano e dirigir a escola de capacitação profissional. Em síntese, tento ser sinal do amor para os jovens com os quais me relaciono. Nesse cotidiano de muito trabalho, encontro o amor de Deus, evidente na luz que aparece dos problemas e dificuldades que não faltam. Servindo a Deus no trabalho de educar os jovens de uma maneira específica como salesiano irmão, este ano, comecei a estudar Organização Industrial, um curso universitário que me habilitará o uso de mais ferramentas no campo da laicidade.
Em poucas palavras, depois de um breve resumo sobre minha vida, posso dizer com certeza, que é Deus quem marca e acompanha o meu caminho, e é a partir deste amor manifestado na minha vida, que respondo, entregando a minha vida para trazer a alegria do evangelho aos jovens mais necessitados”.
Salesiano irmão Tomas Giampaoli, ConcepcióndelUruguay, Inspectoría Argentina Norte.
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Versión original:
A casi un año de haber recibido el don de la profesión perpetua, quiero compartir la alegría de ver el paso de la obra Dios en mi vida. Primero que todo al contar mi historia vocacional quiero resaltar que es una historia de respuesta a un amor tomo la iniciativa y como dice el papa Francisco, “me primerio”.
Nací en una familia de cinco integrantes, Mama, Papa y tres hermanos varones, es aquí en donde me fue regalado del don de la Fe. Desde pequeño asistía a las obras salesianas presentes en San Miguel de Tucumán, ciudad en la que viví hasta ingresar en la congregación salesiana. Desde chico encontré en mi vida una sintonía muy grande por la técnica, el hacer cosas para mejorar la vida de las personas. Egrese del colegio salesiano Lorenzo Massa que tiene la especialidad de Técnico Electromecánico. La experiencia hermosa de vivir en los patios salesianos la quise para toda mi vida y poder brindársela a otros, así Dios me marco en camino para ingresar al prenoviciado salesiano y comenzar con la formación salesiana.
Ya en la congragación salesiana pude ver con más claridad como Dios me había acompañado y mostrado su amor en mi vida, y como me estaba llamando a entregarme a Él de una manera más radical, es así como después del noviciado profese como salesiano, viviendo los votos de pobreza, castidad y obediencia, al estilo de vida de los salesianos de Don Bosco. Es en el noviciado en donde maduro en el llamado de Dios, la característica de vivir esta vocación de una manera particular que es la de los Hermanos Coadjutores.
La vivencia de la vocación salesiana estuvo siempre bien marcada por un sintonía muy grande con la laicidad, es decir con las cosas más visibles del reino de Dios, esto me lleva a una cercanía con quienes viven esta realidad, los trabajadores, los espacios de investigación y desarrollo para hacer de la vida de los hombres de una mayor calidad. Esta intuición, con certeza llamado de Dios a mi vida, fue madurando en el transcurso de los primeros años como salesiano. La experiencia como hermano se fue asentando en la respuesta a las necesidades de los jóvenes, a quienes somos enviados por Dios, para educarlos y de esa manera acompañarlos en el camino de crecimiento de la Fe. En este camino de formación no faltaron las dificultades, que fueron ocasión para encontrar la misericordia y la certeza de la presencia de Dios cuidando su obra.
Hoy me encuentro viviendo en una comunidad de cuatro integrantes, ubicada en la ciudad de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, las necesidades me han ido marcando las distintas responsabilidades de animación que fui asumiendo, como ser el dictado de clases en el colegio secundario, acompañamiento al Movimiento Juvenil Salesiano, la dirección de una escuela de Capacitación Laboral. En el fondo en resumidas palabras, tratando de ser signo de amor para los jóvenes con quienes me relaciono, es en el día a día en donde encuentro el amor de Dios que se hace patente en la luz que aparece entre los problemas y dificultades que no faltan. En esto de servir a Dios en el trabajo de la educación de los jóvenes, de una manera específica como hermano coadjutor, este año he comenzado a estudiar Organización Industrial, una carrera universitaria, que me habilite más herramientas en el campo de la laicidad.
En pocas palabras después de un breve recorrido por mi vida, puede decir con certeza que es Dios quien marca y acompaña mi camino, y es a partir de este amor manifestado en mi vida que respondo entregando mi vida por llevar la alegría del evangelio a los jóvenes más necesitados.
Foto e Texto: Salesiano hermano Tomas Giampaoli, Concepción del Uruguay, Inspectoría Argentina Norte.
Enviado: Irmão Rodrigo Tarcha Amaral de Sousa